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La melodía de la noche eterna

 

  Hubo una vez en que la noche duró más de cincuenta horas, y los ríos y mares se desbordaron, creando una inundación como jamás se había visto en Alshione, los dioses no dejaban de llorar conmovidos con las preciosas canciones de una joven hechicera, Lilte Nasser.

 

  Lil siempre había llevado problemas a donde iba, no dejaba de romper las reglas e los dioses, e incluso incitar a sus pretendientes a seguir su ejemplo, es probable que nunca más volviera a nacer mujer más inquieta que ella. A veces incluso arrastrando ángeles, los cuales al desobedecer a los dioses se volvían demonios y vagaban en libertad, ellos jamás regresaban, porque cuando un ángel probaba el sabor de la libertad por nada del universo quería regresar a la opresión de servir a uno de los ocho dioses. Todo eso había empezado a hartar incluso a Isimut, su diosa protectora.

 

  Por alguna razón la muy pilla siempre lograba salir airosa de cada embrollo en que se metía, y eso que se metió incluso en problemas que parecían imposibles que sucedieron, incluso hay quien dice que en la época que existían unicornios logró enfadarlos hasta el punto de que estas pacificas criaturas trataron de comérsela viva, pero ¿Qué se puede saber de Lil? Si cada año que sucede una nueva aventura es agregada al repertorio de leyendas sobre ella. Y a pesar de eso ninguna hazaña será tan grande, impresionante o conocida como su canto de amor y tristeza.

 

  Muchos cayeron por Lil, se dice que incluso el máximo dios se enamoró de ella, pero la gente que la amo no se acerco por nada a la gente que la odio, por cada admirador sembró diez enemigos, como era de esperar de alguien tan problemático. Además de una buscadora de problemas de primera Lil era una irresponsable y una engreída, siempre decía que sólo se casaría con el más poderoso de los magos que conociese, ángeles y magos trataron de impresionarla, pero ella los burló con su magia e ingenio. Fue entonces que el destino decidió burlarse de todos ellos, incluyendo claro a la misma Lil.

 

  Se llamaba Roman Mousai, un mago torpe y sin talento, un protegido de Hefruza, quien había cometido el error de romper una de las reliquias de la diosa de los objetos, su protectora furiosa con tal falta de respeto le había arrebatado sus poderes, reduciéndolo a un patético keptita, condenado a vagar por siempre en Alshione. ¿Qué vio Lil en Roman? Nadie lo supo, pero ella se volvió loca por él, todos lo supieron desde el primer instante por mucho que lo negará.

 

  No se sabe si fue uno de los enemigos de Lil o al contrario uno de sus pretendientes quien lo hizo, pero lo cierto es que un día Roman amaneció muerto, para ser exactos había sido descuartizado de la forma más horrorosa posible y la mitad de sus partes se habían reducido a cenizas que el viento de la mañana se llevo sin piedad alguna. Eso era sólo el inicio del predicamento de la joven maga, pues pareció que ese día toda su suerte se había esfumado, o tal vez sólo tomaba su equilibrio dándole tanta desgracia como antes fortuna le había traído, Isimut ya no aguantaba más a su protegida y había decidido de una vez por todas volverla una keptita coincidiendo en ello unos minutos antes de que la maga terminará de recitar el hechizo de resurrección y a pesar de que ella se volvió una keptita y el hechizo no pudo ser completado la magia de voz cobró su precio llevándose gran parte de los recuerdos de la joven.

 

  Lil vagó durante un año acompañada por una gran pena cuyo origen desconocía, su antigua belleza se perdió, así como su gran deseo de aventuras, ella misma pensó muchas veces en matarse. Un día sus pasos la llevaron regreso a la ciudad donde lo había perdido todo, encontró entonces un altar bien escondido, y sobre este medio cuerpo descuartizado que se pudría. Se dice que los recuerdos perdidos por magia jamás se recuperan, pero ella pudo recordar a su amado y la muerte de este, o tal vez sólo lo intuyó.

 

  Ese descubrimiento la llevó a tomar una decisión y camino por el desierto a las orillas del gran río Menphal hasta el zigurát de Isimut. Le tomó una semana entera y llegó al atardecer. Isimut no quería recibirla, pero ella insistió, le suplicaba que trajera de vuelta a Roman. La diosa se negó, pero Lil no acepta un no por re puesta, por lo que llegaron a un acuerdo. Lil tenía que cantar toda la noche como ruego por su amado.

 

  La joven keptita accedió y empezó a cantar, su voz era tan hermosa y la letra tan desgarradora como apasionada que de inmediato Isimut se sintió conmovida por su antigua protegida. La voz de Lil paso a través del templo de Isimut y resonó en todos los templos, los dioses fueron a observarla cantar por su amor perdido, cada uno de ellos, incluso los más despiadados o fríos como Inaran, dios del sacrificio y Xapezi, diosa de la naturaleza, lloraron esa noche. Quizá no querían que el espectáculo terminará o tal vez aún estaban resentidos con Lil, pero como dice la leyenda los ocho dioses se pusieron de acuerdo en alargar aquella noche, y pudo haber sido eterna, pero después del impresionante logró de cantar casi sin descanso por horas Lil empezó a sangrar y perdió la voz, pero incluso sin voz y escupiendo sangre siguió moviendo sus labios y finalmente el amanecer llegó y junto con este Isimut le devolvió la vida a Roman.

 

  Lo lamentable es que todos sabemos que ni los mismos dioses pueden traer una vida de vuelta y que salga bien, Roman murió un año después, y durante todo ese tiempo se pudrió en vida. Nadie sabe como ambos keptitas lograron salir deAlshione sin magia o tal vez se quedaron y los dioses no cumplieron con sus amenazas con ellos, pero ambos lograron engendrar la siguiente sucesión de magos de Isimut, esta vez llevando el apellido Mousai en vez de Nasser. Hefruza por su parte, muy ofendida por que habían preferido a su hermana, tuvo que buscar otra familia para nombrar sus protegidos, pero eso es otra historia.

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